Hace unas semanas llegaba al plató principal del Centro Audiovisual vestida de blanco y con su sonrisa puesta desde que aparcó su coche casi en la puerta de Julián Romea 2. Ángeles visitó las instalaciones de radio, el cuarto de cámaras con el que alucinó al ver tanto material audiovisual disponible, (se lo decimos siempre a los estudiantes, no es habitual en ninguna televisión que haya tantas cámaras) y conoció a algunos alumnos que ya esperaban ansiosos el inicio de la Master Class para escuchar su experiencia. El día anterior había sido su cumpleaños y los alumnos de la asignatura Periodismo en Radio y Televisión que imparto junto a Mario Alcudia le había preparado esta sorpresa audiovisual.
Durante casi una hora, mientras caminaba inquieta y de manera incesante hacia delante y hacia atrás a lo largo del plató, relató innumerables curiosidades, anécdotas de sus inicios en Telecinco donde comenzó a presentar siendo una veinteañera junto al experimentado periodista Míguel Ángel Aguilar. Les tenía a todos y a todas absolutamente embobados, nadie miraba el móvil para consultar sus mensajes o para ver las últimas publicaciones de Instagram. Les contaba entre risas y con la voz algo entrecortada ,por la emoción de recordarlo, cómo llamaron a su casa de Telecinco, cuando vivía en Badajoz, para convocarla para un casting. Y cómo cuando la cogieron su madre pronunciaba aquella frase de madres de nuestra generación tan popular: «¡Ay, que te van a estropear, con veinte años, entrando en la tele, hija, te van a estropear!». Muchas veces las madres tienen razón, pero en este caso no. Porque Ángeles tenía bien claro que quería ser periodista y no estrella de la televisión y aprovechó la oportunidad para aprender a hacer otras cosas en su tiempo libre. «Les pedía a los redactores si les podía acompañar a una rueda de prensa y me miraban extrañados» . Pero, en aquella época, realmente pudo hacer un master gratis ( además remunerado) y aprender lo máximo posible sobre la profesión. A eso se le llama saber sacarle partido a una oportunidad y además ser inteligente. El tiempo le ha dado la razón y aprender, formarse y trabajar de manera constante es la única clave para poder triunfar en el periodismo.
Realmente les estaba cautivando su relato y eso, os aseguro, que hoy en día, es casi un milagro. Experiencias reales, sinceridad en su discurso y un lenguaje cercano que hizo posible que todos captaran su mensaje: hay que espabilar y aprender siempre para poder ser buen profesional y dedicarte al periodismo. Y te aseguro, Ángeles, que, tras tu visita, eso de la acción-reacción ha funcionado. Una de las alumnas ha seguido tu ejemplo y la han cogido en una destacada empresa de moda, a otra en una revista. “Me lancé y no lo pensé- me dijo en clase de prácticas el otro día- y eché el CV en mil sitios. Hice caso a Ángeles”. Cuando yo , en mi despiste, mientras preparaba la cámara para la improvisación le pregunto: “¿Qué Ángeles?” me responde: “¡Ángeles Blanco!”. Ya está, pensé: sin duda ha merecido la pena, y mucho, que venga. Y ya te digo que sí, esto para mí, como docente y profesional de la comunicación, es la mejor recompensa a un trabajo que me apasiona: infundir la vocación periodísta a quien no la ha descubierto aún. Vale más esto que ciertos baremos y puntos absurdos que ahora evalúan la capacidad profesional de los docentes universitarios. Somos personas y es lo primero que hay que ser, también para alcanzar la felicidad con lo que haces. Quizás la mejor cualidad de una gran profesional como Ángeles Blanco es ser , además, una persona normal, cercana, agradable y muy amable. Así que mil gracias por colaborar con esta misión posible que es conseguir que muchos de nuestros alumnos sientan ese gusanillo de pasión, emoción y desafío diario que supone trabajar en esto del periodismo. Se han quedado con idea de que esta profesión es una carrera de fondo, donde no sirve de nada si te crees que eres el mejor porque tu rostro aparece en televisión. Tienes una misión que cumplir con la sociedad y esa es: informar, denunciar y colaborar a la hora de poder formar parte de una sociedad mejor. Un reto ya para algunos de estos futuros profesionales.
En clase de teoría esta semana, hablando de sus inquietudes de futuro y de su vocación, muchos recordaban textualmente tus palabras: “Ángeles dijo que no hay que especializarse, que hay que aprender de todo, así que yo estoy abierto a todo”, otro alumno me contaba: “Yo estoy ya haciendo prácticas porque, fíjate, si Ángeles empezó con veinte años, yo estoy en cuarto y aún no he empezado…”. Sin duda, me atrevo a decir que has creado una escuela de vocaciones y que, para muchos, lo que contaste aquella mañana de octubre, después de tu cumpleaños, nadie lo rebate y ya es : “Palabra de Ángeles”